Final de Nacional... desde El Picacho

Lo mejor de lo urbano es el azar… y en el primer video todo fue una sorpresa, una acción de la masa en la ciudad, cuya actuación anónima produjo un acto que de ninguna otra forma habría podido ser sincronizado. Por eso, para dejarse sorprender de la vida urbana, sólo hay que caminar por las calles y laderas, buscando incluso aquello que parece cotidiano.

Muchos me impulsaron a buscar este segundo momento, más sugerido desde la pasión del hincha, que orgulloso reprodujo y replicó el video hasta llegar a una cifra que no cabe en la imaginación de alguien que es discreto. Allí subí, de nuevo al cerro El Picacho, sitio de silencios, secretos y miradas sosegadas de ciudad, que de cuando en cuando se ven removidas por hechos como este.

Es cierto que sólo alguien que no gusta mucho del fútbol haría algo como esto y también que sólo quería ver y plasmar la reacción en masa de la gente que motivada por un triunfo de los suyos, haría de la ciudad el escenario de una fiesta… y así fue. Para mí, no hubo mejor tribuna que estos cerros, que seguirán siendo testigos silenciosos de lo urbano, del paisaje que pasa desapercibido en lo habitual de los barrios y comunas.

No se puede ser egoísta con la alegría ajena. Que disfrute cada quien estas imágenes y sonidos a la manera que le plazca. Para unos seguirá siendo la demostración de la pasión y la victoria; para otros como yo, el haber sido testigos de un suceso nunca visto desde esta perspectiva de paisaje. Lo que hace especial la vida de la urbe es que en su azaroso devenir, integra y discrimina al mismo tiempo. Todo, sin moralismos, dependiendo de quién disfrute, o de quién sufra.