1. Mole poblano
Los conventos poblanos, particularmente los de Santa Rosa y Santa Clara, fueron centros de creación de algunos de los platillos más apreciados del arte culinario poblano.
Uno de esos inventos capitales fue el mole poblano, la exquisita y compleja salsa que es emblema mundial de la ciudad de Puebla, hecho por primera vez en el siglo XVII, por Sor Andrea de la Asunción, monja del Convento de Santa Rosa.
Según la leyenda, Sor Andrea utilizó unos 100 ingredientes, incluyendo chiles, chocolate, hortalizas, semillas y granos, especias y otros varios.
2. Chiles en nogada
Es una armonía de colores que construye sobre el plato la bandera nacional mexicana, gracias a la blanca crema de nueces que cubre la preparación, complementada con los rojos granos de granada y el verde del perejil que se le añaden.
El chile empleado es el poblano, que por su tamaño es ideal para rellenar, teniendo la ventaja gastronómica adicional de que no es muy picante. El relleno es un delicioso picadillo de carnes y frutas.
3. Chalupas
La chalupa poblana es una pequeña tortilla de maíz que se fríe en manteca y se cubre con carne de puerco deshebrada, cebolla picada y una salsa de chiles. Otros rellenos pueden ser queso rallado, pollo y carne de res.
Según la tradición, la chalupa la inventó en 1896 una cocinera poblana de nombre Francisca Hernández en el Restaurante La Chiquita, el cual sigue funcionando en el Paseo de San Francisco. La casa es manejada actualmente por la quinta generación de la familia.
4. Cemitas poblanas
Durante la época virreinal, las cemitas eran producidas por los poblanos como parte del pago de sus tributos a la corona española.
La cemita es un pan grande, redondo y crujiente, decorado con semillas de ajonjolí en la cubierta. Las cemitas poblanas consisten en el pan abierto y rellenado con queso, cebolla, jitomate, chile chipotle, carnes y embutidos.
En Puebla hay varios sitios en los que sirven las cemitas de la manera más tradicional, como el Mercado del Carmen, el Mercado de San Baltazar Campeche, el Mercado La Acocota y el Mercado de Victoria.
5. Enchiladas de pipián
La salsa de semillas de calabaza era muy del gusto del emperador Moctezuma, tal como lo relataron los primeros cronistas españoles de la conquista de México.
Aunque hay sucedáneos que se hacen con almendras y otros granos secos, el auténtico pipián tiene que ser de semillas de calabaza.
Los poblanos comen pipián desde la época prehispánica y sus enchiladas con la rica salsa son uno de los platillos preferidos en el estado.
6. Molotes
El molote poblano es otra de esas acertadas uniones entre la gastronomía prehispánica y la que llevaron los españoles a México.
El Nuevo Mundo aportó el maíz para la masa y los chiles y jitomates para la salsa, mientras que los europeos colaboraron con el aceite para freír, los componentes de varios rellenos y la crema blanca que los ricos molotes llevan encima como aderezo y adorno.
7. Enfrijoladas
El frijol es oriundo de Mesoamérica y es uno de los alimentos más antiguos, habiendo evidencias de su existencia hace más de 7 mil años. Colón los llamó “favas” por su parecido con las habas.
Con 7 milenios a cuestas, los mexicanos prehispánicos, virreinales y modernos han aprendido a hacer toda clase de recetas con uno de sus alimentos nacionales y las enfrijoladas son una de ellas.
Los poblanos comen sus tortillas con puré de frijoles guisados y queso con el mismo placer que todos los demás mexicanos.
8. La pasita
La pasita es un licor de uvas pasas y otros ingredientes secretos que ya lleva más de 100 años preparándose y es uno de los grandes símbolos gastronómicos de Puebla.
Todo comenzó en 1916, cuando don Emilio Contreras Aicardo abrió su cantina La Pasita en el Barrio de los Sapos del centro de Puebla y empezó a vender la bebida, que se acompaña con un pequeño trozo de queso y semillas.
Otros curiosos tragos que podrás disfrutar en esta cantina tradicional poblana son el Sangre de Brujas, a base de zarzamora y Jamaica, y el Sangre de Artista, que se prepara con membrillo y chabacano.
9. Tortitas de Santa Clara
Si pasas por el ex convento de Santa Clara, situado en la ciudad de Puebla, en la Calle 2 Norte, estarás frente a uno de los mayores santuarios de la repostería mexicana, gracias a que sus monjas crearon allí lo mejor de los dulces y tortas poblanas desde comienzos del siglo XVII.
Una de esas creaciones fueron las tortitas que pasaron a la historia con el nombre del mismo convento. Son hechas con harina, huevo, manteca y azúcar. Se hornean y se rellenan o cubren después que se reposan. La cubierta dulce del delicioso postre es a base de pepitas de calabaza.
10. Camotes poblanos
El camote o batata dulce fue otro de esos regalos que la naturaleza hizo a los antiguos nativos americanos y los dulces hechos con el sabroso y nutritivo tubérculo son un emblema culinario de Puebla.
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