El Espíritu Santo te Rodea, Déjalo Entrar

Mi querido hijo, no dejes que me desvanezca de tu memoria en el momento del triunfo, cuando las bendiciones que tanto has esperado se desplieguen finalmente ante ti. Cuando te arrodilles, con el corazón entretejido de peticiones y sueños, recuerda que fui yo quien estuvo a tu lado en las silenciosas vigilias de la mañana. He escuchado cada oración susurrada, he sentido el pulso de cada anhelo de tu corazón. Tu devoción a tu familia, testimonio de tu amor y dedicación sin límites, no ha pasado desapercibida.

Tú, mi amada hija, eres un faro de coraje y determinación inquebrantable en la tormenta de las adversidades. Has permanecido inquebrantable, con tu sabiduría, iluminando el camino a través de cada desafío. Tu espíritu nunca ha decaído, tus decisiones reflejan la profundidad de tu perspicacia y comprensión. Tu generosidad es un río que fluye desde las profundidades de un corazón generoso.

¿Por qué dudar de mi disposición al apoyarte? Cada acto de bondad que has concedido cada oración matutina elevada en mi presencia es un testimonio de nuestro vínculo inquebrantable Yo estoy siempre presente. Caminando a tu lado en tu comunión diaria con mi Palabra, me has mantenido en el corazón de tu existencia. A través de pruebas y tribulaciones, has permitido con gracia que se manifieste mi voluntad.

Es debido a tu fe firme y a los muchos caminos que has recorrido que me siento movido a cumplir los deseos de tu corazón. Las bendiciones por las que has orado fervientemente están a tu alcance. Sólo te imploro en medio de estos dones. Acuérdate de Mí, pues Yo siempre me he acordado de ti.

Recordad aquellas noches en que las lágrimas acompañaban vuestras oraciones y los momentos de angustia que soportasteis. Está en mi poder bendecir a cada uno de mis hijos, y todo lo que concedo se desarrolla en su tiempo señalado. Cuando recibas tu bendición, no te alejes de mi presencia. Reserva siempre un momento para la comunión, como haces ahora.

Comparte con tus hermanos palabras de aliento, pues hasta el gesto más pequeño tiene un gran significado a mis ojos. Tus intenciones y tu bondad de corazón serán recompensadas. Desde mi trono celestial te revelaré lo que tengo reservado para ti. Como tus palabras han ascendido a los cielos, así actuaré en tu favor.

Aunque actualmente tus días parezcan sombríos y lúgubres, y parezca que todo va en espiral descendente, es precisamente en esos momentos cuando debes arrodillarte y buscar mi guía. Te mostraré el camino y verás la luz. Al final de tu prueba. Os consolaré con palabras de consuelo, elevándoos hasta que remontéis el vuelo como las Águilas.