El chico de la moto - Monólogo de Enrique Symns (Los Redondos en Cemento, 28-11-1987) audio consola

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El chico de la moto
Monólogo de Enrique Symns
Cemento, Estados Unidos 1238, Capital Federal
Sábado 28 de noviembre de 1987
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Audio: consola
⚠️ El video tiene incluidos los subtítulos con las letras de las canciones, acordate de activarlos para poder verlos!
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Redondos Subtitulados
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Transcripción:
Indio: Hoy tenemos un par de visitas que la mayoría de ustedes seguro conocen. Está un viejo amigo de todos nosotros. A ver si es verdad, ¿está? primero… ¡Enrique Symns!

Symsn: Bienvenidas almas elegantes. Cuando llegue la venganza capaz que no estamos. Pero a mi no me importa, porque yo voy a beber mi copa festejando esta gloria. Bienvenido el chico de la moto, que pelea por divertirse. Y no para tener un premio …
Hoy… hoy se despide para siempre. Mañana también nosotros nos iremos para que todo esto descanse. Al final de las cosas el libreto de las cosas será incendiado. Toda esta inmundicia, esta desgracia, esta peste que apesta los sueños se quemará… ¡fuego! ¡fuego!
¿Dónde está el viejo ciego que manejaba esta calle en donde nunca hay nadie? ¿Dónde esta el dealer que traficaba aventuras en otra parte? ¿Dónde está la promesa de quemar la catedral? ¿Dónde está el príncipe que hoy chupa bombachas? La reina a mescalina que nunca nos besaba… ¡¿dónde está?! ¡¿dónde está?!
Alguien que me pegue un balazo. Alguien que me levante la tapa de los sesos para escaparme. Un mendigo, un mendigo del odio. Una bala, señor. Una bala, señor. Una bala que no fue al colegio, que no lee los diarios. Una bala distraída, una bala que no es anarquista. Una bala que se escapó. Señor, humildemente, con todo el respeto que me merece su hijo y su esposa, para atravesarle el peinado y romperle los sesos, señor, para llorar… ¡llorar! ¡llorar!
El gurú de la caldera. Oh! huevos fritos de Mendoza! Caravanas de calzoncillos, personas que estaban locas o que tenían problemas. Tornillos que nunca faltan. Cangrejos con lentejuelas, átomos de una blusa, moléculas de porquería, cosas que se escaparon y que nunca volvieron… ¡¿dónde están?! ¡¿dónde están?!
Me voy. Me voy de esta ciudad. Por una calle de Austria en Harlem, a 50 kilómetros de ninguna parte. Donde el mapa no llegue. Donde hay un borracho que grite: “alguien que me pueda, alguien que me brille”. Dónde haya un atorrante que esté contento porque su perro no fue a la fiesta donde los perros perdieron el culo. Que se guarden todo, las fiestas de los esclavos y el viaje de los zombies… ¡¡me voy, me voy!! ¡¡me voy, me voy!! ¡¡me voy, me voy!! ¡¡me voy!!
¡¡me voy!!

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