IDEAS Y CREENCIAS (Ortega y Gasset) - ¿Qué (no) es CREER, PENSAR y DUDAR en la Filosofía Gassetiana?

“Ideas y creencias” es un ensayo escrito por el filósofo español José Ortega y Gasset en el cual se desgrana la trascendencia de las ocurrencias, pensamientos y razonamientos del hombre en comparación con sus convicciones más profundas. ¿A qué se refiere uno al hablar de un ideario? ¿gozan todos los pensamientos del mismo peso jerárquico? Y más inquietante aún, ¿en qué se distingue ese ideario de aquello que llamamos credo y cuál es el eje representativo del último?
⌚ Línea temporal:
00:00-02:28 - Introducción
02:28-04:55 - El problema de la calle
04:55-07:02 - ¿Qué es una idea?
07:02-11:09 - ¿Qué es una creencia?
11:09-16:00 - Realidad y virtualidad
16:00-22:05 - La ciencia como fantasía
22:05-28:40 - ¿Qué es una duda?
28:40-30:47 - Conclusión
30:47-33:15 - Una cuestión elemental
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Por un lado, las ideas consisten en pensamientos, bien sean originales o recibidos, que se nos ocurren acerca de las cosas y, en suma, son susceptibles de ser analizados, adoptados e imitados. De las ideas-ocurrencias, podemos decir que las elaboramos, retenemos, discutimos, expandimos, combatimos en su pro, y hasta somos capaces de morir por ellas. Abarcan desde los pensamientos más vulgares – por ejemplo, “creo que me estoy quedando sin alimentos en la nevera”, “¿soy una persona decente?”, “la puerta es roja” o “me gusta el vídeo que estoy viendo por YouTube” – hasta rigurosos teoremas matemáticos, teorías científicas y razonamientos lógicos – p.ej., “a2 + b2 = c2”, “la fuerza con la que se atraen dos objetos es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa” o “el PIB no es un indicador inequívoco de bienestar” -. Sea como fuere, se tratará siempre de representaciones mentales, ora elaboradas por cuenta propia, ora insufladas por el prójimo, que engloban desde el más crudo lenguaje hasta un amplio maremágnum de grafismos, imágenes, sonidos y otros componentes en movimiento.

Ahora bien, según el filósofo, esto implica de forma evidente que el hombre ya está ahí antes de que adopte ideas concretas; de un modo u otro, éstas brotan dentro de una vida preexistente. El hecho de que podamos morir por ellas no implica que podamos vivir de ellas. Y es aquí donde, por otro lado, topamos con otro estrato diferente de ideas mucho más elementales, profundas y enquistadas. Ya no arribamos a ellas por un acto particular de pensar, ni tampoco son ocurrencias que tenemos, ni aun de aquella especie más elevada por su perfección lógica. Según Ortega y Gasset, la máxima eficacia de nuestro comportamiento reside en todo aquello con lo que contamos – queramos o no queramos - y, de puro contar con ello, no lo pensamos. Es este el modo propio de lo que denomina creencias: aquellas “ideas” que ya no ostentan el carácter de contenidos particulares, sino que se establecen como el sustrato, el kernel, la raíz misma del individuo. A grandes rasgos, se entienden como aquellas convicciones más recónditas, acentuadas y trascendentes que componen el núcleo de nuestro ser, y es justamente el hecho de ser tan radicales lo que nos lleva a confundirlas con la realidad en sí. Acorde al autor, la vida está sustentada en ideas-creencias que, por lo general, no producimos, propagamos ni formulamos. En otros términos, ya no se trata de ideas que tenemos, sino de ideas que somos.