Alma y Amulek son librados por el poder de Dios | Alma 8–15

Un profeta del Libro de Mormón, Alma, hijo, enseña al pueblo de Ammoníah y es echado de la ciudad. Un ángel del Señor ordena a Alma a que regrese a Ammoníah. Cuando Alma regresa a la ciudad, un hombre llamado Amulek lo recibe en su casa y permite que Alma enseñe a su familia.

Juntos, Alma y Amulek predican al pueblo de Ammoníah y les mandan que se arrepientan. Alma testifica que Jesucristo vendrá al mundo a redimir a Su pueblo. Alma los alienta a tener fe en Jesucristo, arrepentirse y bautizarse.

Los líderes de Ammoníah se enojan e intentan encarcelar a Alma, pero Amulek lo defiende. Amulek enseña a un hombre llamado Zeezrom y le explica por qué el Salvador vendrá a la tierra. Enseña que la resurrección de Jesucristo hará posible que todos tengan un cuerpo inmortal. Zeezrom cree las enseñanzas de Amulek y se arrepiente.

Los líderes de Ammoníah se enojan con los creyentes y los lanzan, junto con sus escritos sagrados, al fuego, matándolos. Luego, los líderes encarcelan a Alma y Amulek, los golpean y se burlan de ellos durante muchos días. Finalmente, Alma le pide al Señor que los libere de la prisión. El Señor hace que los muros de la prisión se derrumben, y todos mueren excepto Alma y Amulek.

Zeezrom enferma gravemente porque piensa que Alma y Amulek han muerto debido a su iniquidad. Alma y Amulek sanan a Zeezrom y este se bautiza.

Basado en Alma 8–15.

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