Alma y Amulek enseñan sobre la fe en Jesucristo | Alma 31–34

Los zoramitas no permiten que los pobres adoren con ellos en sus sinagogas. Los zoramitas son orgullosos y creen que son mejores que los demás. Solamente oran una vez a la semana, con oraciones fijas, y olvidan a Dios durante el resto de la semana.

Alma y los otros misioneros intentan predicar la palabra de Dios a los zoramitas, pero estos no los escuchan. Los zoramitas pobres preguntan a Alma y a Amulek cómo pueden adorar a Dios cuando son echados de sus sinagogas. Alma les dice que es bueno que sean echados, porque son pobres, tienen corazones humildes y desean saber más sobre Dios.

Alma enseña a los pobres la humildad y la fe en Jesucristo. Las personas aprenden que pueden orar a Dios en cualquier lugar.

Alma compara la palabra de Dios a una semilla. Una buena semilla brota y comienza a crecer. Alma pide al pueblo que experimente con la palabra de Dios, que tenga fe para plantar la semilla en sus corazones. Enseña que si la palabra de Dios es buena, crecerá y los hará felices.

Amulek testifica que la salvación es en Jesucristo. Dice al pueblo que Jesucristo vendrá al mundo y tomará sobre Sí los pecados de Su pueblo. Todas las personas tienen la oportunidad de arrepentirse, venir a Cristo y ser salvas.

Basado en Alma 31–34.

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