Maniqueísmo: La religión del Bien y el Mal de Manes

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Mani o Manes, como también se le llama, vivió durante el siglo III después de Cristo, entre los años 227 y 274. Nació en el actual Irán, perteneciente entonces al Imperio Persa sasánida.

Posiblemente Mani no es un nombre, sino un título, que significaría algo así como “el ilustre”.

Manes perteneció a la alta aristocracia, ya que su madre estaba emparentada con la familia real. Es por ello que Manes se codeó con los reyes de la corte persa a los que influyó notablemente para que adoptaran su religión y expandieran su culto, como por ejemplo a Ormuz I.

Su padre era un hombre de fuertes creencias religiosas, posiblemente mandeo, siendo determinante para la formación de Manes.

Mani recibió su primera revelación divina a los doce años, por parte del ángel Eltaum, que le aconsejó alejarse de los mandeos y que viviera en castidad, pero que no se proclamara aún ante el pueblo. Su vida pública empezó en el 242, cuando declaró en Babilonia su evangelio y lo que le había sido revelado. No tuvo una buena acogida al inicio y tuvo que emigrar a lugares como la India o Turkestán, donde fundó las primeras comunidades.


Cuando Bahram I llegó al trono de persia en el 272, que no era partidiario de sus enseñanzas, condenó a muerte a Mani con el apoyo de la casta de los magos del zoroastrismo. Manes fue crucificado en el 276, su cadáver fue desollado y su piel disecada colgada en las puertas de la ciudad, para aviso de sus seguidores.

Su crudeza de su muerte, lejos de ser el final de su influencia, fue el detonante de la expansión de sus creencias y una motivación extra para sus seguidores más fieles.

El maniqueísmo se extendió pronto desde la Persia natal de Maní, donde tuvo gran fuerza durante siglos, expandiéndose por el Imperio Romano, África, China, la actual Francia, el Tíbet, Turquía o España.

El maniqueísmo se fusionó e influyó en las grandes religiones y en sus sectas y parece que dejó de practicarse en torno al siglo XVII, aunque hay autores que creen que sobrevive con ciertas transformaciones en la actualidad en ciertos países.


¿Pero, cómo funda Mani su religión, cuál es su doctrina?

Manes funda su religión haciendo una síntesis de todos los sistemas religiosos conocidos hasta entonces: el dualismo de Zoroastro, el folclore de Babilónico, principios éticos budista y algunas pequeñas y algunos elementos cristianos.

La doctrina del maniqueísmo parte del gnosticismo, es decir, de que la salvación se obtiene a través del conocimiento. Para los maniqueos sus creencias son impuestas por la razón, a diferencias de otras religiones como el cristianismo, que se basa en la fe.

Los maniqueos afirmaban que podían explicar los grandes misterios del mundo, como el origen, la composición o el futuro del universo.

Para entender el maniqueísmo hay dos conceptos claves: el bien y el mal.

Para el maniqueísmo antes de la existencia del cielo y la tierra existían dos principios: el bien y el mal. El bien, al que podemos identificar con Dios, habita en el Reino de la Luz, y se consideraba al tiempo, a la luz, a la fuerza y la bondad como manifestaciones esenciales de ese Primer Ser, que sería el bien.

Opuesto al bien estaría el mal, con su Príncipe de la Oscuridad, que estaría debajo del reino de la la luz. A este Príncipe de la Oscuridad no llega a llamársele Dios. Su reino contiene los siguientes atributos: aliento pestilente, viento abrasador, oscuridad, niebla y fuego consumidor. En este reino nos encontramos también pozos de veneno, columnas de humo y fétidos pantanos y columnas de fuego.

Esta división del mundo podría haber estado eternamente en paz, pero el Príncipe de la Oscuridad trató de invadir el reino de arriba, el de la Luz, el del bien. Para defender el reino del bien y expulsar a este príncipe de la Oscuridad, El dios del bien creó a la Madre de la Vida y la Madre de la Vida emanó al primer hombre, creando así una especie de trinidad.

El primer hombre será enviado a luchar contra el Príncipe de la Oscuridad, pero este pierde. Luego, parece que Dios crea una segunda trinidad para rescatar al primer hombre. Posteriormente, habrá una tercera trinidad, que creará el mundo tal y como lo conocemos. En ese mundo, el hombre tal y como es, es decir, nosotros, es creado por una mujer perteneciente al mundo de la luz y un diablo, que aprisiona en el ser humano ciertos gérmenes del mal, que serán luego combatidos por Abrahám y Jesucristo.

Esto es solo una síntesis, una especie de resumen de su teología, porque necesitaríamos muchas horas para entrar en los detalles, que en muchos casos son confusos y ambiguos.

¿Cuál era entonces el fin del maniqueísmo?
El objeto último de toda vida maniquea era liberar la luz-substancia de la contaminación de la materia.

Los maniqueos se dividían en dos tipos: los elegidos y los oyentes.