GESTACIÓN Y SEXUALIDAD
La fisioterapeuta Aluhe Boffa, (Fisioterapeuta especializada en uroginecología) nos habla de Sexualidad durante el embarazo.
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Una de las mayores preocupaciones de las mujeres durante el embarazo es hacer algo que pueda ser perjudicial para su bebé, y una de las dudas más comunes es: si tengo relaciones sexuales estando embarazada, ¿esto puede afectar a mi bebé?
En general, la respuesta es que las relaciones sexuales durante el embarazo no son perjudiciales para el bebé. Y es que se pueden mantener relaciones sexuales de manera segura, excepto en algunas situaciones como:
– Placenta previa
– Sangrado vaginal
– Cérvix incompetente
– Rotura de bolsa
Esta es una de las razones por la que es de suma importancia acudir a las revisiones y controles del embarazo, y así poder comprobar que todo va bien. Así, en caso de presentar alguna alteración, podrás recibir el asesoramiento necesario.
Una vez dicho esto, las cosas que más suelen preocupar a las futuras mamás son: el impacto durante la penetración contra el cuello uterino, las contracciones que tienen lugar durante el orgasmo, y si afectarán los cambios hormonales al bebé.
En cuanto a las contracciones uterinas y abdominales que tienen lugar durante el orgasmo, no afectan al bebé, ya que dentro del útero el bebé se encuentra rodeado de líquido amniótico, que amortiguará el efecto de estas contracciones.
Por otro lado, en lo referente al “impacto” del pene o juguete sexual contra el cérvix durante la penetración, tenemos que tener en cuenta que, a pesar de que el útero se encuentre un poco más bajo por el peso, el cuello uterino se acorta ligeramente y se reblandece. Esto hará que el “impacto” sea amortiguado. Otra cosa referente al cérvix que suele ser motivo de preocupación durante la penetración, es la posibilidad de alcanzar al bebé. Esto no ocurre, debido a la presencia de un tapón mucoso que aísla el cuello uterino, impidiendo que nada entre o salga por el mismo.
En cuanto a los cambios hormonales que tienen lugar durante y después de las relaciones sexuales, con o sin penetración, pueden ser beneficiosos para el bebé, ya que el bienestar de la madre es transmitido al bebé.
FASES DE LA RESPUESTA SEXUAL
Ahora bien, ¿qué ocurre en nuestro cuerpo durante una relación sexual? La respuesta sexual se divide en 4 fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución.
FASE DE EXCITACIÓN: Durante la fase de excitación sexual el cuerpo en general se activa, los músculos se tensan, la frecuencia cardíaca y respiratoria aumenta, y esto provoca un aumento en el flujo sanguíneo, sobre todo hacia la zona pélvica, donde comenzará el proceso de erección del clítoris, el útero empezará a verticalizarse y la vagina comienza a elongarse (se hace más larga).
FASE MESETA: En la fase de meseta, el útero queda verticalizado, la frecuencia cardiorespiratoria se estabiliza y el cúmulo de sangre en la zona pélvica provoca un cierre de los capilares sanguíneos.
FASE ORGASMO: Durante el orgasmo, se produce un aumento súbito de la excitación asociada al punto máximo de placer. En este momento hay una pequeña apnea respiratoria, tienen lugar espasmos musculares, uterinos y del suelo pélvico, movimientos de báscula pélvica y, muchas veces, tiene lugar la eyaculación. A nivel hormonal, hay un aumento considerable de las endorfinas, oxitocina, serotonina y sustancias analgésicas.
FASE DE RESOLUCIÓN: En esta fase, el cuerpo vuelve a su estado basal, el útero vuelve a su posición previa, la vagina vuelve a sus dimensiones normales, pero pueden quedar contracciones de la musculatura abdominal, como las contracciones de Braxton-Hicks, que tras un tiempo de descanso deberían desaparecer.
EL DESEO SEXUAL EN LA MUJER GESTANTE
Ya que entendemos cómo funciona la respuesta sexual, ahora queda lo más importante, lo que nos motiva a tener relaciones sexuales, el deseo sexual. Esto cambia mucho de una mujer a otra, de cómo se encuentre, del estrés que tenga, de las molestias o dolores que puedan aparecer durante el embarazo.
¿EXISTE ALGUNA POSTURA MEJOR QUE OTRA?
En cuanto a las posturas, esto también varía en función del tamaño del abdomen, de las molestias, y de la movilidad que tenga la futura mamá. La mejor postura es aquella en la que más disfrutes y no haya dolor, normalmente de lado (mejor sobre el izquierdo para mejorar el retorno venoso y evitar el reflujo), en cuadrupedia, o, incluso mejor, estando encima, ya que podemos controlar mejor los movimientos de la pelvis, aumentar la estimulación del clítoris y aprovechar los movimientos de báscula pélvica para trabajar la movilidad pélvica, muy importante durante el embarazo. Un punto clave es evitar estar incómoda o que haya dolor, recordando que no todas las relaciones sexuales necesitan penetración para ser satisfactorias.
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