ETERNO RETORNO | FRIEDRICH NIETZSCHE

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Nietzsche nos propone el retorno al ser, al ser como el ser originario. Nos muestra la muerte y la vida eterna como dos gradaciones de una misma realidad. Nietzsche nos recuerda que la vida es la muerte reflejada. La vida es una muerte constante.
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“Qué pasaría si un día o una noche un demonio se acercara disimuladamente en tu más solitaria soledad y te dijera: Esta vida, tal y como la vives ahora y tal como la has vivido, la tendrás que repetir una e incontables veces más; y no habrá nada nuevo en ella, sino que cada dolor y cada placer, y cada pensamiento y suspiro, y todo lo indeciblemente pequeño y grande de tu vida tendrá que retornar a ti, y todo en el mismo orden en que ya ha ocurrido (…). El eterno reloj de arena de la existencia será girado siempre de nuevo — y tú con él, ya que apenas eres una mota de polvo de esa arena. (Si este demonio te dijera esto): ¿no te echarías al suelo y castañetearías los dientes y maldecirías al demonio que así hablaba? ¿O acaso has vivido un instante más formidable al que le dijeras eres un dios y nunca escuché algo más divino! Si ese pensamiento adquiriera poder sobre ti, tal vez te transformaría o tal vez te destruiría. La pregunta que estaría en tus manos como el peso más grave sería: ¿quieres vivir tu vida innumerables veces más? ¡Oh, cómo tendrías que quererte a ti y a la vida para no pretender nada más que esta última confirmación!” (Nietzsche, Gaya Ciencia, párrafo 341).

0:00 El pensamiento abismal del eterno retorno
1:30 "A 6.000 pies sobre el hombre y el tiempo"
3:33 La energía no desaparece, se transforma
4:21 Poesía del eterno retorno
5:31 Demostración científica del eterno retorno
7:20 Pasión por el eterno retorno y predicación
8:34 Superación del nihilismo según Nietzsche
10:29 La felicidad en el eterno retorno
11:11 Vive como si fueras a repetir tu vida infinitas veces
11:40 SUSCRÍBETE, LIKE Y COMPARTE

Nietzsche y las tres transformaciones del espíritu    • NIETZSCHE Y LAS TRES TRANSFORMACIONES...  

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De acuerdo con el pensamiento del eterno retorno, la energía no desparece sino que se transforma. Nietzsche piensa que el universo tiene límites. Por así decir, como unas paredes cuya estructura no separa de algo. En este mundo, que es el nuestro, no habría ni una sola partícula que se desvanezca para siempre o sea desechada. La fuerza del universo sería constante, determinada e invariable, y el tiempo en que transcurriría sería eterno. La energía, cuando pareciese disminuir en un punto, no disminuiría en su totalidad, sino que del mismo modo que la vimos desaparecer por un lado, reaparecería por otro lado (quizás en un lugar indeterminado para nuestros sentidos).

La energía sería una fuerza inagotable en continuo movimiento que pasaría por incansables transformaciones, que regresaría y que se envolvería como una ola en el mar; que sumergiría civilizaciones y culturas y las llamaría idénticas a la existencia; sería una fuerza creadora que moldearía sin excepción y sin favoritismos las más simples y más complejas formas de la existencia; que templaría lo más frío y lo más caliente, que daría forma a lo más sólido y a lo más blando, que se complacería tanto en lo efímero como en lo duradero, y que aceptaría lo doloroso y lo placentero. Sería una fuerza que se manifestaría en las contradicciones y en la lucha de la vida animal y humana, no sólo por la supervivencia sino especialmente por la voluntad de poder. En este universo cabría lo más serio y lo más ridículo. Se trata en definitiva del eterno retorno, trágico para algunos y una bendición que podría elevar la vida de otros.

El entusiasmo del autor por el eterno retorno nunca desapareció, porque las raíces de la idea no eran cognitivas ni metafísicas, sino emocionales. Una vez que entendemos esas raíces, podemos también comprender por qué abrazó dicha idea. Nietzsche abrazó el eterno retorno porque era la única noción de este mundo que podía darle la esperanza de satisfacer la demanda de alegría por la eternidad. Y con esto Nietzsche también logra algo realmente nuevo: no sólo acepta la repetición del mundo sino que, de manera creativa, formula un imperativo existencial: “vive de tal manera que estés dispuesto a repetir tu vida infinitas veces”.