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SINOPSIS: Scala fue la sala de espectáculos más internacional de Barcelona hasta que el 15 de enero de 1978, una explosión acabó con ella. El atentado sigue siendo un episodio oscuro de la Transición. A pesar del tiempo transcurrido, muchas preguntas siguen sin respuesta.
Antonio y Ramón Riba Viladrosa fueron promotores de espectáculos y propietarios de locales de ocio como la discoteca Planeta 2001, Muntaner 4 y cines como el Delicias, Nápoles, Condal, Moderno… y el cine Cervantes, que antes fue Cine Frégoli. Estaba situado en el Paseo de San Juan, 49, esquina con Consejo de Ciento.
Los hermanos tenían en mente su proyecto más ambicioso. Abrir una gran sala de espectáculos de nivel internacional que no tuviera competencia. Derruyeron el viejo cine Cervantes y, tras unas largas obras, el 2 de junio de 1973 inauguraron Scala.
Artur Kaps, reconocido por su compañía Los Vieneses y sus programas en los estudios de TvE Miramar, fue el director del espectacular show inaugural.
Scala combinaba sus espectáculos de actuaciones de estrellas nacionales e internacionales con una restauración de calidad. Su presentador era el popular Pepe Antequera. Enseguida se convirtió en la sala de espectáculos más elegante de España.
Sus shows de revista estaban a la altura de los mejores de París, y los espectadores quedaban impresionados por su exquisita decoración y las espectaculares fuentes con juegos de luz diseñados por Carles Buïgas, el creador de la fuente monumental de Montjuïc.
Ante tanto éxito, en 1978 TVE decidió crear un programa de ámbito nacional, grabado en la misma sala: Scala Internacional
El domingo 15 de enero de 1978 todo cambió. Por la mañana una manifestación autorizada de la CNT contra la aprobación de los Pactos de la Moncloa recorrió el Paralelo hasta la Plaza España. Tras la disolución pacífica de la manifestación, un grupo de personas que pasaba por el Paseo de San Juan,(a las tres y cuarto de la tarde) arrojó cuatro bombas incendiarias al interior de Scala!!!
De inmediato se desencadenó un incendio que dejó el edificio completamente destruido. Murieron cuatro trabajadores de la sala. Por cierto, tres de ellos, afiliados a la CNT. Se perdieron 300 empleos y los daños ascendieron a 1000 millones de pesetas.
El Ministro de Gobernación Rodolfo Martín Villa y la Policía atribuyeron el atentado primero al FRAP, después al Partido Comunista Internacional y finalmente al sindicato de la CNT.
Sin embargo, la investigación nunca quedó completamente aclarada. Un quiosquero dijo ver entrar a cuatro hombres con maletines un día antes, y que salieron al cabo de un rato sin ellos...otro interrogante fue que el incendio empezó lejos de donde se tiraron los artefactos , además, durante la investigación, en el solar se encontraron restos de fósforo...
La vista del caso Scala se llevó a cabo en diciembre de 1980. Los abogados de los acusados solicitaron la comparecencia del ministro de Gobernación para declarar...pero nunca acudió...
La defensa apuntaba hacia un montaje policial orquestado mediante confidentes infiltrados en la CNT, que tenía como objetivo desacreditar al sindicato ante los trabajadores y así evitar su expansión.
LOS JUICIOS El juicio terminó con la condena a largas penas de prisión para los cinco acusados, a pesar de las numerosas irregularidades e indicios de manipulación. Al final fueron indultados parcialmente en 1988… pero el asunto no estaba cerrado…
Hubo una segunda vista en 1983 con un sólo acusado, Juan Gambín, alias “el grillo” quien afirmó que perteneció al "servicio de información" contratado por la policía de Murcia.
También mencionó que obtuvo armas y explosivos de dos hermanos franceses, antiguos miembros de la OAS que ahora pertenecían a la FAI.
El fiscal pidió una pena de 12 años de prisión por los delitos imputados y lo acusó de mentir sobre su papel como informante policial. Finalmente, Gambín fue condenado a 7 años.
En diciembre de 1982, los hermanos Riba, que seguían en la gerencia de Scala Madrid y Scala Gran Canaria, apostaron por resucitar a Scala Barcelona . Comenzaron por derribar el edificio para iniciar los trabajos de reconstrucción, siguiendo los diseños realizados por Rafael García.
Se instalaron innovaciones técnicas, se abrió un restaurante Grill anexo y la escuela de danza Europa en las plantas superiores para formar a futuros bailarines.
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