El Calabozo - El Brezal (noviembre 2020)

Caminar bajo la lluvia es incómodo. Filmar bajo la lluvia lo es aún más. Todas estas incomodidades se olvidan rápidamente al transitar por caminos convertidos en improvisados riachuelos, el hormigueo en el estómago al escuchar el murmullo del agua mientras bajas por los barrancos sin saber si vas a poder cruzarlos, contemplar el avance de blancas cortinas de agua entre los verdes montes,... Toda una experiencia de ruta recorriendo un magnífico paisaje que es igualmente bello sin lluvia ni agua corriendo por doquier.

Muchas gracias a Baler@Wikiloc por diseñar y haberme guiado por esta preciosa ruta, por sus sabios consejos y por su estupenda compañía. Los detalles de la ruta en (https://es.wikiloc.com/wikiloc/rutas-...)

Partimos del guiense barrio de La Dehesa y pronto nos encontramos con el primer reto propuesto por la lluvia: una abundante corriente de agua que ocupa todo el ancho del camino que lleva a San Juan evitando la carretera general.

Entre saltos y zancadas alcanzamos el empedrado camino de subida a la preciosa ermita de San Juan. Lo de siempre, pasas cientos de veces por la carretera, ves la ermita en lo alto y te propones visitarla algún día. Tantas ganas tenía de verla que me hubiese dado por satisfecho si la ruta hubiese acabado en ese punto. Construida en 1690 y de arquitectura sencilla, está enclavada en una plaza mirador sobre La Montañeta, un monte con vistas de 360 grados de la zona costera de Guía y Gáldar y de las medianías. Es una pena que, aún siendo declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias, esté en estado de evidente abandono con parte del tejado derruido y una hoja de la puerta rota. Un edificio de más de tres siglos de historia no se merece este estado.

La Presa de Las Garzas ese día lucía espectacular recibiendo agua por al menos cuatro puntos, uno de ellos en forma de preciosa cascada que, junto a la superficie del lago, el palmeral, los cardones y la montaña de Gáldar al fondo, constituían una bella estampa digna de postal.

Subiendo por el lomo de Ingenio Blanco con bellas vistas de la Montaña de Guía, cruzamos el Barranco de las Garzas, pasamos junto a la casi vacía Presa de Ábalos y tomamos el primer contacto con el Barranco del Calabozo a la altura del Paso María Los Santos. Da gusto ver correr el agua por el barranco aunque el espectáculo está barranco abajo como comprobaremos después.

"Chapoteando" por pistas y senderos y entre verdes campiñas avanzamos por Los Paredones y Los Silillos y cruzamos por primera vez en la ruta el Barranco del Brezal que en esa zona se conoce como Barranquillo Frío. Y entonces comienza la magia... Entramos en la Reserva Natural Especial de El Brezal...

El tiempo se detiene. Sólo se escucha la lluvia deslizándose entre las ramas. El bosque, encantado, de por sí es precioso, pero en días de lluvia en los que se realzan todos los colores es, simplemente, mágico. Caminos que surcan la hojarasca de la que brota un delicado manto verde. Gotas colgando de las coníferas a modo de bolas de árbol de Navidad. El aire fresco, limpio e inspirado a raudales sin mascarilla. La niebla puede a duras penas ocultar la belleza del entorno. Por senderos "oKupados" por el agua, sorteamos las escorrentías cual funambulistas descubriendo que somos más flexibles de lo que creíamos al intentar mantener el equilibrio tras el enésimo resbalón.

Nos despedimos del bosque por senderos entre trebolinas y volvemos a encontrarnos con el Barranco del Brezal que nos recibe con el alegre runruneo del agua saltando de roca en roca por su cauce. Un último vistazo al Brezal y tomamos rumbo oeste en dirección al pago de Casas de Aguilar disfrutando de preciosas vistas desde medianías hasta la costa.

Bajando por la cara este del Barranquillo de La Guardia nos extraña no sentir el agua por su cauce. Al llegar a éste, comprobamos que el agua baja más pausada y se extiende toda a lo ancho obligándonos a remojar nuestras botas a prueba de agua.

Toca atravesar otro afluente del Barranco del Calabozo y esta vez sí que resuena el agua. Bajamos al cauce con la incertidumbre de poder cruzarlo. Esta vez se trata de una sucesión de pequeñas cascadas entre rocas en uno de los lugares más bellos de la ruta. Exhuberante vegetación pero un paso sencillo que nos permite llegar sin complicaciones al propio Barranco del Calabozo.

¡Qué Belleza! El agua fluyendo entre las rocas de cuyas grietas emergen helechos, veroles y pequeñas pencas de tuneras. El contraste de color lo ponen las rojas flores de los geranios en un entorno que uno no puede más que calificar de idílico. A medida que subimos por la cara oeste del barranco vemos la presa del Calabozo asomar barranco arriba.

Felices y satisfechos llegamos a nuestro punto de partida en La Dehesa. Una ruta fantástica que la lluvia convirtió en inolvidable.

Music: "Dreamcatcher" by Nomyn (CC BY 3.0)
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