PASO DE LOS TOROS, Uruguay. Famosa por ser la ciudad donde nació Mario Benedetti y el Agua Tónica

Situada a orillas del Río Negro divide geográficamente al Uruguay en dos mitades, se encuentra la población de Paso de los Toros. 
Ubicada a orillas del río Negro y a unos 260 kilómetros al norte de Montevideo, la localidad de Paso de los Toros debe su nombre precisamente a que era el lugar obligado de tránsito de reses de un lado al otro.
Tanto es así que en la entrada a la localidad, llegando por la ruta 5 desde Montevideo, un enorme Monumento al Toro da la bienvenida.
Es la tierra que vio nacer al  reconocido escritor y poeta Mario Benedetti. 
Antiguamente, la ciudad era un establecimiento rural muy grande de la familia Bálsamo. Con el pasar del tiempo fue adquiriendo importancia porque allí era el lugar donde el agua del Río Negro era más baja y se podía cruzar. De ahí surge del nombre “Paso”; y era allí donde los toros criados en el norte de Uruguay cruzaban para ir a Montevideo al puerto ganadero del Cerro, por eso también se lo denominó “de los Toros”.

Tras el asentamiento de habitantes en el lugar y el poblamiento creciente, se instaló la parroquia Santa Isabel y se hizo un trato para denominar el lugar “Santa Isabel de Paso de los Toros”. Por esta razón, el gentilicio de los habitantes del lugar es “isabelinos”.

Con el pasar del tiempo se crearon los puentes para cruzar directamente al río y esto permitió una comunicación más fluida entre el norte y el sur del país. El lugar se comenzó a poblar de inmigrantes de todas partes del mundo .

En 1945 se terminó la inmensa represa hidroeléctrica que está muy cerca a la actual ciudad, llamada Rincón del Bonete, por el consorcio alemán Siemens. Fue la primera represa construida en Uruguay. En 1958 hubo una gran inundación y la represa fue desbordada, pero en 1992 fue restaurada. En 1959 a Paso de los Toros se la declaró cuidad. Y la ciudad poco a poco fue creciendo con su gente.

El inventor del agua tonica fue Rómulo Mangini, un montevideano de origen italiano, practicante asiduo de lucha grecorromana y estudiante de química. Corría 1924 cuando Mangini se instaló en el pueblo con una pequeña fábrica de soda, que desde 1926 elaboró gaseosas. Ahí cerca, en el club 25 de Agosto, conoció a Jorge Jones, “amante de la buena vida y exquisito bebedor”, que –orgulloso de las populares tónicas británicas– desafió a Mangini a fabricar un agua tónica de calidad semejante.
Mangini aceptó el reto, y siguieron meses de pruebas, fórmulas fallidas, y diversas combinaciones de agua y extractos vegetales. Llegó finalmente el día , en 1929 Jones dio su visto bueno: según su exigente paladar, la tónica uruguaya superaba a las importadas de Londres.

El éxito fue vertiginoso. Enseguida empezaron a despacharse botellas a la localidad de Durazno y, luego, a Montevideo. Mangini tuvo que conseguir nuevos socios y, en 1947.
Así se fundó la Sociedad Anónima Agua Tónica Paso de los Toros y se empezaron a vender acciones en el pueblo.

Un día llegaron a Paso de los Toros unos representantes de Pepsi Cola que ofrecían comprar las acciones de la fábrica. Mucha gente las tenía olvidadas en los roperos, y fue un revuelo, todo el mundo buscándolas. Pepsi las pagaba muy bien y todos las vendieron. Hasta que, el 14 de febrero de 1955, la compañía norteamericana logró la mayoría absoluta. Un golpe duro para Mangini, que murió en 1957.

Hoy, la fábrica ya no existe, y la bebida Paso de los Toros es producida en Buenos Aires, Argentina.
El puente Centenario no tuvo inauguración oficial comenzó a ser utilizado el 2 de febrero de 1929, luego de tres años de construcción. Hasta ese momento, el cruce se realizaba por balsa desde 1857 y por ferrocarril desde 1887.
La construcción estuvo a cargo de la empresa alemana Wayss & Freitag, supervisada por el el Ingeniero alemán Hugo Berger.
Tiempo después, por una ampliación y ensanche realizada en 1979, se llega a su estructura actual.
La represa Dr. Gabriel Terra, conocida también como Rincón del Bonete. Éste dique de contención fue el primero hidroeléctrico construido en el país. Posee un lago artificial de unas 120.000 hectáreas de extensión, donde se puede practicar pesca y deportes náuticos.
También la ciudad tiene la parroquia Santa Isabel con su  particular arquitectura , de estilo gótico, su riqueza interior despierta admiración en todos los visitantes.
Por esta razón, el gentilicio de los habitantes del lugar es “isabelinos”.

Su geografía es inigualable, está rodeado de un ecosistema que hace de la región una de las más llamativas del Uruguay.