La inserción de las músicas de tradición oral en el calendario vital humano está atestiguada desde muy antiguo, aunque en muchos lugares, como en el sureste español, con el renacer del gusto por esta clase de música, se ha retomado su uso en todo tipo de acontecimientos, como los rituales. Los entierros, no por ser luctuosos y tristes, dejan de incluirse en este apartado (hay otros ejemplos de este Canal Memorias de la Tradición). Y ahora traemos el caso del obituario de uno de los personajes más conocidos en los últimos años en el panorama de las cuadrillas (los grupos que realizan las músicas tradicionales en el sureste de España): Francisco Romero López, el Tío Paco (1932-2015). El Tío Paco era natural de Los Gázquez (Vélez Rubio, Almería, Andalucía), una zona lindante con Murcia de fértil trayectoria cuadrillera pero pobre en recursos y castigada por la emigración desde hace décadas. Así ocurrió con el Tío Paco Romero, quien, por la acuciante necesidad, tuvo que trabajar en Francia por temporadas, para establecerse luego en Puerto Lumbreras, Alicante y Las Torres de Cotillas sucesivamente. Antes de ello, el Tío Paco participó de las tradiciones musicales de su tierra, y en las últimas décadas de su vida pudo integrarse plenamente en esa recuperación de las músicas que, como ocurre con otros personajes que llenaron su juventud de rituales y músicas, cuando son mayores constituye una suerte de solaz y alegría que, compartida con los jóvenes, proporciona vitalidad e ilusión. Así, el Tío Paco acudía cuando podía para disfrutar de esos momentos y, a la vez, servir de referencia con su peculiar estilo a los más nuevos. Poseedor de un inmenso repertorio de coplas populares, tenía a gala poder cantar una noche entera sin repetir ninguna, incluyendo un buen surtido de coplas picantes que lanzaba en los momentos oportunos, cuando la juerga desinhibía a las gentes. Hasta pocas semanas antes de su muerte (acaecida el 8 de junio de 2015), estuvo en activo, cantando y tocando su inseparable pandereta allí donde se le requería. Le podemos ver cantando en otro vídeo de esta colección:
• Música espontánea. Parrandas peretas ...
Además, el Tío Paco era un reconocido artesano del esparto y otras manualidades.
En la misa de su entierro, acaecida en la iglesia de la Virgen de la Salceda de Las Torres de Cotillas (Murcia, España), el martes 9 de junio de 2015, se congregaron un buen número de amigos (muchos, veteranos procedentes de los territorios cuadrilleros instalados en pueblos de la Vega del Segura) que tocaron y cantaron en su honor, con las gargantas rotas de emoción y las lágrimas en los ojos por la pérdida del amigo. En el vídeo adjunto vemos dos malagueñas (variedad de fandango) que se tocaron a la entrada y la salida del féretro del templo, encima del cual se colocó, durante la ceremonia, la pandereta del difunto.
Estuvieron, entre otros, Pedro Antonio, (de Vélez Rubio, Almería), cante, platillos y pandereta;
el trovero Francisco Javier Nicolás Fructuoso, el Floristero, de Patiño, que improvisó las coplas;
Hilario Ayén Aranega, guitarra y cante; Abrahán (de Beniaján) bandurria y cante; Pedro Cabrera Puche, de Las Torres, violín; Emilio del Carmelo Tomás Loba, violín; José Alberto Grao, guitarra; Ginés Gil Garre, guitarra; César Belchí; Simón, guitarra; Antonio García González, de Nerpio (Albacete), guitarra; Manuel Belmonte (de Zarcilla de Ramos, Lorca), guitarra; Tomás García Martínez, de Guadalupe, guitarra; Alejandro Nicolás Fructuoso, de Santiago y Zaraiche, guitarra; Manuel Álvarez, guitarro; Miguel Ángel Nicolás Fructuoso, de Patiño, pandereta; el hijo del Tío Paco, Francisco Romero Martínez, de Las Torres, al cante; y el cura José López Martínez, que no se resistió a tocar la bandurria al final.
Y allí salieron coplas sentidas (y hasta algunas picantes, de las que tanto gustaba el difunto) como éstas:
Algo se muere en el alma
cuando un amigo se va
y va dejando una huella
que no se puede borrar (Pedro Antonio)
En mi copla bien se queda
lo cantaré con anhelo
la Virgen de la Salceda
que le reciba en el cielo (Abrahán)
Cuando se murió el Tío Paco
lloraba la Tía María:
qué lástima del Tío Paco,
qué par de huevos tenía (Paco Romero hijo)
Están pidiendo ofrecer
que toman con regocijo
porque llenos de placer
porque ha venido su hijo
para cantar hoy por él (El Floristero)
Con una copla elegante
ya comprueba el trovador
que en este preciso instante
Paco está cantando a Dios
siempre sus coplas picantes (El Floristero)
Cuando una rama se seca
se corta y vuelve a brotar
cuando se te muere un padre
ya no se puede llorar más (Paco Romero hijo)
Vídeo y texto: Manuel Sánchez Martínez.
Colección Memorias de la Tradición: Licencia Creative Commons BY-NC-SA
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